Por Gloria León
Déjame contarte una historia.
Había una niña llamada florecita, cuya cara irradiaba dulzura. Era traviesa y ocurrente, siempre llena de energía y sueños. A florecita le gustaba imaginar su futuro: se veía como una gran empresaria, vistiendo traje sastre y viajando por el mundo y llenando de colores todo lo que tocaba.
Sin embargo, un día dejó de soñar. Las personas a su alrededor no cesaban de decirle “que era una burra “ y esas palabras, repetidas una y otra vez , empezaron a apagar su luz interior. Su creatividad se desvaneció y dejo de colorear. Cuando llego el momento decidir sobre su futuro, no se atrevió a estudiar derecho ni psicología a pesar de que ambas carreras le interesaban. Creía que su mente no era lo suficientemente buena, que no sería capaz, después de tantos años de ser etiquetada como la “ torpe “ de la escuela.
No quiso exponerse nuevamente a un ambiente donde podría despreciarla por no ser lo suficiente inteligente.
Con el tiempo, esa niña se convirtió una persona tímida, tartamuda y silenciosa. Guardaba todo para sí misma porque sentía que su voz no importaba. A una edad temprana, decidió casarse y tener hijos, si imaginar que esos dos pequeños seres serían sus grandes maestros, quienes vendría a sacudir su mundo y abrir viejas heridas. Ellos la ayudaron cuestionarse: ¿Quién soy? ¿qué quiero de mi vida?. Fueron muchas lágrimas que derramó en ese proceso.
Una noche, en medio de la desesperación, sin saber quién era ni qué quería, pidió a Dios respuestas, a gritos. Y esas respuestas llegaron como un torbellino, transformando todo a su alrededor.
Ahora Florecita ha cambiado. Sabe quién es: es una mujer resiliente, que aprendido a caer y levantarse. Es una mujer que tuvo el valor de mirar hacia su interior para conocerse a sí misma. Y aún se sorprende de lo que es capaz de lograr.
¿Qué quiere?
Quiere que su voz sea escuchada, quiere llevar esperanza a cada persona que encuentre en su camino, impactando vidas a través de su emprendimiento y dejando huella en el alma de quienes la rodea. Y, sobre todo, sabe que no está sola; sabe que Dios la ha acompañado siempre.
¿Por qué te cuento esta historia ? Porque, sin importar cuán difícil haya sido tu camino, tú también tienes el poder de cambiar, de reconstruirte, de encender tu luz y alzar tu voz. Que nada ni nadie te haga dudar de quién eres ni de lo que quieres.
Y déjame contarte algo sorprendente: después de tanto luchar para que su voz sea escuchada ha logrado entrevistar a 9 compañeros del curso de Regina Righi.
¡Woow como ha crecido !
Atentamente ,
Florecita (Gloria León )